El arte digital de Gabriela Francone

Junio de 1998.

El fin del milenio se avecina en las artes visuales con la irrupción de nuevas técnicas que hoy conviven con el soporte tradicional de la pintura de caballete. Parafraseando al norteamericano Clement Greenberg, ya en 1968 Jorge Romero Brest, célebre crítico de arte argentino, anunciaba la muerte de la pintura, refiriéndose a las derivaciones del arte hacia un nuevo campo de acción ligado a las experiencias de los happenings y al diseño producido en serie. Hoy  el arte amplió su espectro incluyendo los circuitos informáticos de la red en internet, el video y las imágenes digitales. El furor de  la tecnología computarizada ha capturado a algunos artistas que decidieron reemplazar el pincel por el mouse y la tela por una pantalla. Tal es el caso de Gabriela Francone en la muestra que inaugura el 24 de junio en el Espacio Giesso Reich. Finalizada su formación en la Escuela de Bellas Artes, complementó sus estudios en el taller de Pablo Suárez, quien, más que una técnica, le “enseñó a pensar”, como dice la artista.

Sus cuadros son impresiones digitales que están cuidadosamente  generados y editados  en una computadora Mackintosh con programas para diseño y publicidad, como el photoshop. El proceso mecánico es en algunos casos como un collage, en el que Francone escanea una fotografía, la recorta y la pega sobre un fondo digitalizado.  Las obras recientes son coloridas abstracciones que parecen conformar una retícula molecular, plagada de células, ojos, círculos y trazados lineales que se unen en un diseño ornamental psicodélico que circula “entre el limpio placer del plano de color y la distante ascepcia de un diagnóstico”, como afirma Suárez en el catálogo de presentación. Hasta el 8 de julio, en Espacio Giesso, Cochabamba 370.

POR LAURA BATKIS