El futuro ya llegó para la década del noventa y más allá

Buenos Aires, Abril 2007 . N° 37 (Número Aniversario).

Hace un par de años (¿fueron tantos?), hacia fines de los ochenta, Gumier Maier, un artista, escritor y gestor cultural pensó en cortar el monopolio de las galerías de arte y poner una sala de exposiciones con cierto aire fresco e independiente del chorreado neoexpresionista que se exhibía en todas las muestras de le escena plástica en aquella década. En un pasillo del Centro Cultural Ricardo Rojas, organismo dependiente de la UBA. Si, un pasillo, en el corredor que da al teatro. Usando una estrategia más que novedosa en aquel entonces, el criterio de selección fue su brillante intuición, su Tao, su camino, la iluminación zen de la percepción de lo bueno. En la convocatoria de carpetas, Gumier no le daba mayor importancia al currículum ni al premio de la Asociación de Críticos ni a la edad, sino solamente a la obra, a lo que se ve, lo que se manifiesta independientemente de soportes teóricos discursivos. Con los más que modestos fondos de la UBA en aquella gestión, los catálogos a veces eran fotocopias de textos geniales pegados en la pared. Con su tremendo talento, Gumier demostró que no hace falta tanta pre y post producción. Los que asistimos a ese maravilloso momento inaugural del arte de esa década (los años noventa) empezamos a tener casi como cita obligada las inauguraciones del Rojas. Hasta se llegó a hablar de una “estética del Rojas”, un poco kitsch, medio mersona y cursi con un tono popular de bazar de barrio berreta y genial como el medio pelo argentino tan típico de este hemisferio. 

Los coleccionistas miraban las obras de cajas de Cepita de Marcelo Pombo con arcadas, les parecía un asco total la obra con esmalte Martilux de Miguel Harte, y alguna que otra prensa de arte vomitaba su violencia tildando estas obras como guarangas, lights y rosa light (arte de putos y sin contenido, bah, así de simple). Como las instituciones son las personas y no los sitios, hay que recordar que Laura Buccellato, por entonces directora del ICI (hoy CCEBA) fomentó esta gestión mostrando a aquellos artistas en la zona de la calle Florida y otorgándoles de este modo mayor visibilidad. Y la visionaria Ruth Benzacar los exhibió en su galería, junto a otra movida de aquella época, el “Grupo de la X”, donde hacían sus primeros pasos artistas como Jorge Macchi, Pablo Siquier y Ernesto Ballesteros. 

Para la década del noventa, entonces, el futuro ya llegó. Macchi arrasa en Bienales y muestras por el mundo y este año el tendrá una muestra retrospectiva homenaje en la Bienal del Mercosur en Porto Alegre. Para verlo en Buenos Aires, hay que irse ya a Ruth Benzacar porque acaba de inaugurar la temporada 2007 con su nueva muestra. Orly sigue llevando la posta y como directora actual de la galería muestra a esos artistas en los que su madre creyó y apoyó siguiendo ese tao de Gumier. Así que este año, aquellos chicos que mostraban en un pasillo en la calle Corrientes con valores que no superaban los setenta pesos, tendrán sus respectivas muestras individuales en la sala grande (piso superior) de la galería Ruth Benzacar, como Pablo Siquier y Leandro Erlich. De setenta pasaron a siete mil, y de pesos cotizan en dólares. Así de veloz es, y el futuro de los años noventa ya llegó y ya es historia.

A los que les daba náusea aquella estética, sugiero, tomarse un reliverán, y viendo cómo viene la mano, acá va la data del próximo fervor, tal como se siente. Del bunker de Florida, irse rajando a la galería Appetite de Daniela Luna en (Chacabuco 551) para ver como lo trash es top, y lo out es in en medio minuto y no perderse Escupido de la Panza de la Bestia un Colectivo/ Intercambio con Estados Unidos, conformado por Barbara Schauwecker, Cory Skuldt y Christopher Forgues, entre otros.

 Y a apurarse porque lo emergente ya deja de serlo con un stand en la próxima edición de arteBA 2007 del 18 al 22 de mayo, con novedad: el “Open Space” (espacio abierto, grande ¿queda TAN mal decirlo en castellano?), donde se verán instalaciones con tecnología, fibra óptica y mucha producción, como un show de Shakira, o la gira de Madonna. Y un anticipo de mi Oráculo de Cerviño: a no darle mucho a la pantalla LCD, los excesos no son buenos, porque la balada intimista de James Taylor sigue sonando bien, como los buenos cuadros de Rómulo Macció que se presentan ahora en el Museo Nacional de Bellas Artes. Una buena muestra para empezar este bizarro 2007 en el que el arte es moda en canales de aire (La vida es arte, conducción de Lalo Mir por canal 7) y los candidatos políticos empezaron a circular por inauguraciones, no sabemos si para ganar votos o para buscar chicas…

POR LAURA BATKIS