El placer de pintar – Justo Solsona

Prólogo del catálogo de Justo Solsona, exposición en el Centro Cultural Recoleta, sala 8. Buenos Aires, noviembre de 2008

Me gusta conocer a los artistas que se parecen a su obra y las casas que tienen que ver con sus dueños. Cuando entré a la casa de Justo Solsona, pude reconocer un estilo. Mucha luz, objetos, y allá al fondo su taller donde Solsona se cambia el traje, agarra la escoba como una enorme brocha y se pone a pintar. 

Me dice que no hay un tema, que los cuadros van saliendo y me encanta conocer a un artista que tiene la juventud necesaria para evitar cualquier actitud de solemnidad. 

Son cuadros expresionistas donde el artista va siguiendo el azar de la mancha que va dejando lugar a una figuración que apenas se vislumbra en una escena abstracta. Y cualquier intento por abordar con la palabra lo que se ve en sus cuadros, queda limitado por la estrechez del lenguaje. 

Invito entonces a ustedes, espectadores, a asistir a la ceremonia inaugural de la fiesta perpetua, esa que sucede cuando un artista genial se entrega al inmenso placer de pintar para ser libre. 

POR LAURA BATKIS