Nicolás Mastracchio – Oscuro objeto del deseo

Buenos Aires, Junio 2007. Nº 39.

A los veintipico, logra destacarse dentro del panorama actual con una instalación y fotos. Laura Batkis atravesó la acumulación excesiva de imágenes y objetos, sólo para encontrarlo y charlar.

La instalación Oscuro objeto del deseo, que Nicolás Mastracchio está exponiendo en la galería Appetite, es un recorrido que invita al espectador a vivenciar la intensidad consumista del hombre actual, desde su infancia hasta la adultez. Participó en dos ediciones de Currículum 0 y acaba de mostrar sus fotos en la feria de arteBA. En la charla contó cómo ideó esta muestra donde la fatalidad pareciera ser una trampa del deseo extraviado en el anhelo del poder. 

¿Cómo pensaste Oscuro objeto de deseo?  

A partir del montaje de una biblioteca, una silla y un mueble. El mueble se cae y la silla blanca está como sosteniéndolo. Y esta fue la primera idea que tuve para la muestra, ese sutil equilibrio que apenas sostiene todo.

Esta instalación es como un relato, con secuencias narrativas. 

Sí, es la vida de una misma persona desde que nace hasta los cuarenta años, describiendo cómo es a partir de los materiales que consume, en 4 espacios: niño, adolescente, universitario y adulto.

Una vez ingresada en la instalación está el cuarto del niño, que tiene entre 5 y 7 años. Es un día de juego. 

Traté de ponerme en ese momento de cuando tenía esa edad y jugaba un sábado a la mañana en mi casa antes de que todos se despertaran, y la pasaba muy bien, aunque no quise hacer una lectura obligatoriamente auto-referencial. Es un juego violento, una matanza de animales carnívoros y personajes de comics o de películas de dibujitos animados. Por ejemplo, una pelota de básquet pintada, que parezca divertido, que de sensación de desorden, pero que tenga a la vez una mirada plástica, estética. Una silla llena de mocos verdes. La pared está repleta de cartas de truco, de High School Musical, de dinosaurios y de los Power Rangers. Y en medio de todo esto un poster de Los Simpsons y una foto de “La última cena” en juguetes Lego. Un motivo religioso que se repite en una mesa que viene inmediatamente después en la otra escena de la sala.

¿Por qué Los Simpsons

Por la simultaneidad, muchas cosas pasando al mismo tiempo. Además, habla de este tipo de familia. Están desayunando, pero cada uno está haciendo cosas distintas.

El espacio del adolescente está empapelado con un azul metalizado, fotos de zapatillas Nike. Una bicicleta que se va desramando, esquíes, una carpa un palo de hockey sobre patín. Un armario para guardar ropa sucia de donde salen remeras anudadas que penetran un aro de básquet. 

¿Qué consume el adolescente?

Ya empieza con las marcas. En la pared la hay una chica rubia con una remera que dice Nike, es la parte un poco pajera de del chico de trece años que empieza con una cosa masturbatoria.

Es un imaginario de cosas un poco absurdas…

Claro, como la estantería ubicada a cuatro metros de altura con una planta, que al estar tan alta no se puede regar, o el velador en la misma situación. 

El habitante de esta muestra empieza a consumir desde que es chico: los chicles, las figuritas, las cartas. Comer, consumir. En la mesa hay pastillas, es una insinuación de que tiene que empezar a estimularse, empieza el doping, las botellas de Gatorade y el consumo de drogas.

Tiene que estimularse….

Sí, y consumir drogas. 

Pasamos a otra escena de la muestra. Hay una mesa de una especie de “última cena versión 2007”. Una tabla alargada, con 13 platos que contienen imágenes de Nike, Bart Simpsons, Björk, Scarlett Johansson, Brad Pitt, Mario Bross, Eminen, Mc Donald’s, hoja de marihuana, éxtasis, dos aviones que remiten a las torres gemelas, las dos chicas de Tatu y un I Phone sobre la manzana mordida de Mac. 

La foto del I Phone sobre la manzana de Mac representa la comunicación, es un teléfono que todavía no salió al mercado. La foto la armé yo, está en el centro como si fuera Cristo, de alguna forma. 

La mesa está sostenida por dos televisores, y abajo hay un super nintendo. De manera natural, cuando los espectadores adolescentes entran se ponen a jugar sentados debajo de un poster pegado en la tabla de la mesa con la imagen de Cristo en la que se lee: “Mírame y estaré contigo”. 

En tu versión de la última cena ¿son todos personajes mediáticos? 

Sí, son personajes o imágenes que salen de la televisión. En uno de los monitores que sostiene la tabla se muestra un zapping que grabé de la televisión, y que comienza con la película El club de la pelea donde está Brad Pitt, y cuenta la historia de un tipo que es un oficinista que compra todo lo que hay en un catálogo y termina volviéndose loco. Cambia y se pone en contra del sistema y tira abajo un edificio que tiene todas las cuentas bancarias de la gente de Estados Unidos. Él cambia, pero sigue teniendo una misma pasión enloquecida. Como el personaje de mi muestra. Todo el tiempo vive momentos de intensidad. 

Contame cómo imaginás a este personaje de tu muestra. 

Clase social media – alta, por las marcas que consume. 

Llegamos al ambiente del universitario, que tiene veinte años. Alfombra, una cortina con perlitas de plástico. Un ambiente un poco kitsch, oscuro, como algunos bares de la noche. 

El personaje se empieza a acercar a su zona más oscura. Hay un escritorio dado vuelta pintado de amarillo, con diferentes situaciones. Botellas de cerveza Stella Artois y Heineken, apoyadas, como después de una fiesta íntima con pocas personas que tomaron mucho, colillas de cigarrillos, cajas de Camel, latas de Quilmes, cenizas.

También hay un cajón con apuntes y muchos lápices que están penetrando el cajón. Preservativos colgando, y un espejo con tela de leopardo. Muestra que empieza a consumir pornografía y no le importa mostrarla. En otro mueble hay un vidrio, una luz negra y una balanza con un espejo y unas cerámicas plateadas. Es un altar de la cocaína.

Finalmente pasamos a la etapa del adulto de cuarenta años. Es una oficina repleta de planillas con números, cables, computadores, y los fetiches de deseo están más ligados al poder económico. Hay estanterías con objetos pintados de dorado como el celular V3 Dolce Gabana, un libro de “modern marketing” y la foto de fundas dentales de diamantes. Y un inquietante mueble con cuchillos clavados. 

Es la idea de mutilarse, de autodestrucción, de este hombre clavándose sus propios cuchillos, pero bueno… la idea ya está en la oficina, esa destrucción y ese desorden que es algo que le pasa interiormente al personaje que tiene algún tipo de dolor, del cual no es consciente. No puede más. 

En la última cena donde comienza la instalación de la muestra, es el momento previo a la pasión, al desencadenamiento de la catástrofe. Y lo que sigue es como la documentación de la tragedia personal de una vida. 

¿Cuál es para vos alguna parte importante, que sea clave en la interpretación de tu obra? 

La frase en el poster de Cristo: “Mírame y estaré contigo”, porque sintetiza lo que es hoy el arte contemporáneo.

POR LAURA BATKIS