Exposición “Fotografías de Tatiana Parcero”. Festival de la Luz Internacional / Fotoseptiembre México, Espacio Rio, Buenos Aires, 2000.
La obras de Tatiana Parcero juntan con sutil armonía lenguajes de distintas disciplinas. En una primera mirada, lo pictórico parece predominar en la profusa ornamentación colorida de los fondos. Luego, detenidamente, va apareciendo una silueta en blanco y negro que marca el registro fotográfico de su cuerpo. La cartografía como lectura geopolítica de un lugar, donde se distribuye el cuerpo social de diversos grupos humanos, es tomada por Parcero como la representación anatómica de su propio cuerpo, ese otro lugar donde habita la subjetividad que en muchos casos, como en los mapas, es manipulada por la arbitrariedad de los contratos culturales que avalan la representación del individuo.
En un mecanismo que liga a la artista al body art, Parcero realiza una serie de acciones en las que la metáfora de la cartografía se manifiesta como una declaración autobiográfica. Elige su abdomen, su torso, o los pies, luego los fotografía y los imprime sobre láminas de acetato. Estas transparencias se superponen sobre ilustraciones de anatomía humana y códices precolombinos de la civilización Maya. Como en un viaje hacia el interior, registra los datos de una historia ancestral, la de su México natal, junto con las marcas de su vida personal, generando una trama virtual que genera juegos ópticos con entramados decorativos. De este modo, su obra funciona como un palimpsesto, un manuscrito que conserva huellas de una escritura anterior, borrada para ser escrita nuevamente. La intertextualidad del discurso actualiza estos signos precolombinos, y produciendo nuevas reformulaciones significativas.
Estas obras que hoy presenta Tatiana Parcero están insertas dentro de algunos paradigmas que caracterizan el arte actual. Entre ellos, la legitimación de la esfera de lo privado con una actitud confesional; el planteo de una temática que cuestiona la identidad de género y el anclaje en la autorreferencialidad de la representación, mediante la iconización de la propia imagen de la artista.
Sus fotografías son mapas que nos dan las claves para transitar la intimidad acogedora de una vida, con la belleza detenida que registra el momento perfecto.
POR LAURA BATKIS