Durante la Segunda Guerra Mundial se produce una de las pérdidas más significativas del capital simbólico de Occidente. El Nazismo prohibe el arte de vanguardia, lo confisca y lo exhibe en las muestras de “Arte Degenerado”‘ para luego venderlo en la subasta de Suiza en 1938. En paralelo al robo y venta de estas obras, el Departamento de Educación y Propaganda utiliza el arte realista como parte de su estrategia de propaganda ideológica. La fuga de artistas europeos a Estados Unidos cambiará el foco del arte hacia Nueva York como el centro de vanguardia en la posguerra.
La prohibición de las Vanguardias en la II Guerra Mundial
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